Juan Fornell
Consultas los últimos posts sobre las noticias más recientes en tu aplicación favorita. Lees tus newsletters preferidas para estar al día en los temas que más te interesan y que ningún medio generalista o especializado explica mejor. Acudes a YouTube para entretenerte y también aprender. Escuchas podcasts cuando haces cualquier otra tarea rutinaria. Si haces un repaso sobre en qué has empleado tus últimas horas online, te darás cuenta de que la mayor parte del tiempo lo haces gracias a las personas que han creado ese contenido.
Los creadores de contenido digital son los que han favorecido el uso masivo de aplicaciones y herramientas online. Esos activos digitales tienen un gran valor que hasta ahora ha sido capturado en la inmensa mayoría por los productos que han sido capaces de distribuirlo. Estas compañías necesitan a los creadores de contenido, que a su vez tienen una dependencia muy alta de la plataforma en la que publican. El gran mérito o generación de valor en esta capa de distribución también ha sido relevante ya que quien conseguía un mejor engagement descubriendo qué quería ver el usuario y cómo conseguir que lo consuma durante más tiempo son las que han logrado hacerse con la mayor parte del mercado.
Sin embargo durante los últimos años la tecnología ha dado un salto enorme en cuanto al tipo de herramientas que hacen posible tanto publicar onchain como interactuar con ese contenido. El desarrollo de software que está haciendo esto posible va desde protocolos que permiten el almacenamiento y gestión de esas publicaciones hasta aplicaciones centradas en el usuario para permitirle consumir este contenido. Todo ello interactuando sobre plataformas descentralizadas como Ethereum o Base.
Incluso algunas aplicaciones centradas hasta ahora en otros negocios, como es el caso de Zora con los NFTs, ha dado el salto para integrarlo con la capa social. Y no lo ha hecho para pivotar sino para potenciarlo aún más.
Cuando utilizas muchas de estas herramientas, te das cuenta de que la experiencia es diferente. Como creador, tienes acceso directo a la propiedad digital de tus publicaciones que a su vez pueden ser independientes de la aplicación que la distribuya directamente al usuario. Pero las ventajas no acaban ahí. Puedes gestionar el acceso a tu contenido en base a otros activos digitales o llegar a audiencias que pueda ser similares en base a su actividad onchain.
Desde el punto de vista del usuario, es mucho más gratificante poder pertenecer a una comunidad digital real o saber que estás contribuyendo directamente a quien ha creado ese contenido reduciendo el valor capturado por intermediarios. Hay una sensación de posesión cuando coleccionas activos digitales, que tienen valor desde el punto de vista del usuario.
Si las soluciones onchain ofrecen la posibilidad de capturar más valor a los creadores y una mejor experiencia de usuario a los consumidores, ¿por qué no las utiliza todo el mundo? Para entenderlo, hay que ir a los incentivos.
La principal barrera para que este cambio suceda es la propia dinámica que ya existe. Revertirla no es fácil ya que los creadores siguen teniendo un incentivo muy fuerte a tratar de conseguir audiencia en las aplicaciones tradicionales que más utilizan los usuarios. Esto, a su vez, genera el incentivo a los usuarios de seguir prefiriendo estos mismos productos. Para que cambie, debe ocurrir algo disruptivo que rompa esa dinámica. El momento en el que un usuario vaya a una aplicación descentralizada porque su contenido favorito está ahí, es cuando la tendencia cambiará de dirección y a partir de aquí se acelerará cada vez más.
Esto puede ocurrir de dos maneras. Por el lado de los creadores, si en algún momento algunos de los más relevantes empiezan a publicar onchain, esto comenzará a atraer atención por parte de los usuarios. En cierto modo, esto ya está ocurriendo pero por ahora solo en la comunidad cripto. Es complicado que ocurra en otras áreas porque aunque puedan existir muchas ventajas para los creadores, falta la fundamental que es la audiencia.
Otra vía es que alguna de las aplicaciones centradas en hacer llegar contenido web3 directamente a los usuarios consiga dar con una forma de hacerlo que supere la experiencia de las aplicaciones web2 que utiliza todo el mundo. Esta innovación ha ocurrido por ejemplo cuando TikTok dio con un formato que genera mayor engagement. Si ocurre en un producto que ofrece contenido web3 junto con un nuevo modelo de negocio que solo esta tecnología permite, todo empezaría a cambiar.
Teniendo en cuenta que la tecnología disponible permite nuevos modelos de negocio que reducen la necesidad de intermediarios y abren la posibilidad a que los principales drivers, que son los creadores de contenido, moneticen más, es una cuestión de tiempo que ocurra un cambio en cómo fluye la información que nos acompaña durante tantas horas en nuestra vida.