Mi camino ha estado marcado por una serie de proyectos y experiencias que han transformado no solo mi visión del mundo, sino también mi manera de entender y practicar la educación, la comunicación, y la gestión dentro de comunidades diversas. Cada paso ha sido una pieza en la construcción de una narrativa más amplia, donde el compartir de saberes y la creación colectiva son el eje central.
La vida nos ofrece caminos inesperados. Aunque mis estudios iniciales fueron en ingeniería industrial y más tarde en producción audiovisual, Platohedro me ha dado un constante aprendizaje y una experiencia para autodenominar Gestor/Artista/Jaquer. Desde su fundación, este espacio se ha convertido en un laboratorio continuo de experimentación y creación, un lugar donde las ideas han tomado forma gracias al trabajo colaborativo con personas y proyectos extraordinarios. Este texto es una reflexión sobre algunas de las experiencias significativas que he vivido, explorando las conexiones entre arte, tecnología y transformación social.
Platohedro fue invitado en 2010 a ser parte de Plataforma Puente, un movimiento continental enfocado en fortalecer las organizaciones comunitarias en América Latina. Desde el inicio, asumimos la coordinación del Comité de Comunicaciones, un rol que me permitió no solo participar en reuniones clave, sino también adentrarme en la gestión de políticas públicas, un campo que marcó profundamente mi trayectoria.
La meta principal de Plataforma Puente era incidir en la construcción de políticas públicas que destinaran el 0.1% de los presupuestos nacionales a iniciativas comunitarias culturales y sociales. Uno de los logros más significativos en este proceso fue el acuerdo de la Política Pública de Cultura Viva en Medellín en 2013. Aunque no se alcanzó el 0.1% originalmente propuesto, se logró asegurar un recurso económico anual para apoyar a las organizaciones de cultura viva en la ciudad: colectivos que, desde el arte y la organización social, impulsan la participación ciudadana con un fuerte componente comunitario.
Esta experiencia me llevó a lugares y eventos inolvidables, como el Primer Congreso de Cultura Viva en Bolivia, donde se tejieron relaciones que aún hoy resuenan con fuerza. También tuve la oportunidad de conocer la política pública de Puntos de Cultura en Brasil, experimentando de primera mano y entendiendo su impacto transformador. En nuestro caminar hacia Centroamérica, tejimos lazos en Costa Rica y contagiamos a más organizaciones con el espíritu de la cultura viva. Países como Perú, Argentina y muchos otros se unieron al movimiento, construyendo juntos una red vibrante y expansiva. Este año, 2025, el Congreso de Cultura Viva se llevará a cabo en México a finales de abril, celebrando más de una década de trabajo colectivo y compromiso con la transformación social y cultural en América Latina.
Hoy, en Medellín, seguimos articuladas en red, trabajando juntas para fortalecer los procesos comunitarios y culturales. Desde el año pasado, en Platohedro hemos centrado nuestros esfuerzos en el fortalecimiento de las organizaciones, con una visión enfocada en la sostenibilidad y la innovación. En este camino, nos hemos dedicado a explorar la tecnología Web3, analizando su potencial para mejorar la gobernanza y la sostenibilidad de los procesos culturales y sociales.
Creemos firmemente en la capacidad de estas herramientas para transformar la manera en que colaboramos, fomentando la transparencia y la autonomía de las organizaciones que conforman nuestra red.
En 2011, en medio de un momento de efervescencia creativa, fui parte de la primera versión de LabSurLab (LSL), un encuentro realizado en el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM). Este evento reunió a artistas, hackers, investigadores, gestores y colectivos de diversas partes del mundo con una intención clara: fortalecer los procesos culturales y sociales del Sur Global. Durante casi una semana, compartimos talleres, charlas, recorridos y fiestas, generando conexiones que trascendieron fronteras y que, al día de hoy, siguen siendo fundamentales para la construcción colectiva desde los territorios.
LabSurLab no solo fue un espacio de intercambio, sino también un laboratorio vivo, destacando la importancia de operar desde redes colaborativas para repensar la tecnología desde un enfoque experimental, artístico y social. Fue un momento clave para reflexionar sobre el vertiginoso cambio que vivía Medellín, una ciudad que apostaba fuertemente por lo tecnológico, y cómo esta transformación podría ser resignificada desde una perspectiva crítica y creativa.
Recuerdo cómo este espacio se convirtió en una valiosa oportunidad para compartir herramientas y conocimientos, promoviendo el trabajo colaborativo y libre, lejos de las lógicas del mercado. Sin embargo, también enfrentamos importantes retos humanos: los egos, los miedos y la constante lucha por garantizar la sostenibilidad de los procesos.
Estos aprendizajes reafirmaron mi convicción sobre la importancia de construir desde la experiencia colectiva y de priorizar los valores comunitarios, incluso en medio de las tensiones inherentes a un entorno tan diverso.
En 2012, la segunda versión de LSL tuvo lugar en Quito, Ecuador, en el Centro de Arte Contemporáneo, con un enfoque renovado que incluyó tecnología libre y autogestión como puntos clave. Fue emocionante ser parte de talleres como el de hacktivismo, que coincidió con el asilo de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, haciendo evidente cómo las dinámicas globales influyen en los procesos locales y viceversa. En esta ocasión, participaron alrededor de 60 invitados de países como México, España, Argentina, Colombia y Chile, quienes compartieron prácticas artísticas y sociales que utilizaban los nuevos medios como herramientas para la organización, visibilización e incubación de redes de trabajo.
LabSurLab reunió a una red de iniciativas independientes que incluían hacklabs, hackerspaces, medialabs y laboratorios biopolíticos que operaban desde y para los territorios del Sur de América. Este encuentro permitió decantar las estrategias culturales necesarias para una sociedad en red, consolidando unas amistades que siguen creciendo y evolucionando hasta el día de hoy.
La experiencia de LabSurLab no solo me permitió expandir mis horizontes, sino también comprender el poder del trabajo en red para transformar realidades. A través de estos encuentros, se tejieron relaciones que han perdurado en el tiempo, creando una red que no solo conecta países, sino que también fortalece la capacidad de nuestras comunidades para incidir en sus territorios desde la experimentación, la creatividad y la acción colectiva.
Tras el impacto de LabSurLab, surgió una oportunidad única para replicar y expandir esas experiencias en Medellín a través de un experimento social llamado "Co-Operaciones". Esta iniciativa integró a artistas, desarrolladores, investigadores, colectivos comunitarios, instituciones culturales y hasta funcionarios públicos en una serie de actividades diseñadas para explorar el potencial transformador de la tecnología en contextos locales. Fue un esfuerzo colectivo que buscó ir más allá del plano teórico, dando lugar a espacios de aprendizaje práctico, produciendo resultados tangibles y fomentando nuevas formas de apropiación tecnológica.
El ecosistema que se formó alrededor de "Co-Operaciones" estuvo respaldado por el programa Medellín Digital y contó con la participación de actores como Platohedro, Un/Loquer (hackerspace de Medellín), ConVerGentes (La Loma), el Telecentro Amigos Unidos, el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM), el Museo de Antioquia, el Centro Cultural de Moravia y otros espacios comunitarios. Estos se unieron para realizar talleres, mesas de trabajo y sesiones de experimentación que respondieran a las necesidades específicas de las comunidades locales.
El grupo detrás de "Co-Operaciones" reconoció la urgencia de crear no solo más espacios tecnológicos en la ciudad, sino también apuestas innovadoras y comprometidas que desmitificaran el uso de la tecnología. Esto implicaba alejarse del discurso tecnocrático que a menudo promueve nociones de "innovación" desde plataformas privativas como Apple, Facebook o Microsoft, y en su lugar, enfocarse en la tecnología como una herramienta social accesible. En este contexto, la experimentación y el arte se convirtieron en lenguajes clave para facilitar la apropiación tecnológica desde las comunidades, promoviendo la creación de "tecnologías sociales" que respondieran a problemas y aspiraciones locales.
"Co-Operaciones" no fue solo un espacio de colaboración, sino también una declaración de principios sobre cómo la tecnología puede y debe ser entendida en ciudades como Medellín. La ansiedad generada por la dependencia de modelos cerrados y privativos fue transformada en una energía renovadora para construir alternativas abiertas, basadas en la cooperación y la experimentación local. Aunque aún queda mucho por hacer para garantizar que estas iniciativas sean inclusivas y sostenibles, el proyecto dejó claro el potencial de las comunidades organizadas para apropiarse de lo público y generar cambios significativos desde la base.
Los ecos de "Co-Operaciones" continúan resonando, recordándonos que la verdadera transformación tecnológica en Medellín no solo depende de infraestructuras o grandes inversiones, sino de la capacidad de sus habitantes para dialogar, colaborar y reinventar su relación con la tecnología en favor del bien común.
En 2015, gracias a la invitación de Casa Tres Patios, Platohedro se unió a Arts Collaboratory, una red global que reúne a 25 organizaciones culturales de Asia, Oriente Medio, América Latina y Europa. Esta red, establecida inicialmente en 2007 por las fundaciones holandesas DOEN y Hivos, surgió como un programa de financiamiento y una plataforma para compartir conocimientos entre iniciativas artísticas en contextos del Sur Global. Su enfoque ha sido fortalecer conexiones Sur-Sur, fomentar prácticas artísticas sostenibles y colaborativas, y construir comunidades translocales que respondan a las necesidades sociales y culturales de sus regiones.
La experiencia en Arts Collaboratory representó para Platohedro un terreno fértil para investigar y reflexionar sobre la descentralización en las artes y la cultura. A través de encuentros presenciales y virtuales, la organización encontró oportunidades para intercambiar saberes con otras iniciativas, explorar nuevas formas de sostenibilidad y cocreación, y adoptar herramientas colaborativas que promueven la transparencia. Estos valores, aún poco comunes en el ámbito cultural en 2015, anticiparon conceptos que hoy son fundamentales en el ecosistema Web3, como la descentralización, la gobernanza colectiva y el acceso abierto.
Una de las etapas más significativas de la red fue el desarrollo del Future Plan, acordado durante la Asamblea de Senegal en 2015. Este plan marcó un cambio hacia un modelo de autogobernanza y rendición de cuentas mutua, priorizando la transparencia frente a los desafíos y fracasos, en lugar de los informes pulidos orientados a la aprobación externa. Para Platohedro, estos aprendizajes fueron fundamentales, al demostrar cómo la colaboración genuina puede transformar tanto las prácticas artísticas como las relaciones institucionales.
Durante este proceso, Arts Collaboratory implementó metodologías innovadoras, como las reuniones "Banga", que combinaban estrategias de cuidado organizacional, intercambio de conocimientos y desarrollo de herramientas conjuntas. Estos encuentros fomentaron un espacio de confianza y aprendizaje compartido, permitiendo a las organizaciones participantes experimentar con modelos alternativos de financiación, prácticas artísticas y metodologías de trabajo transnacionales.
Además, la red abrió un diálogo crítico sobre el papel de los financiadores en estos procesos. Tanto DOEN como Casco Art Institute, inicialmente en roles de apoyo, evolucionaron para convertirse en miembros activos del ecosistema, mientras que Hivos permaneció como observador, evaluando su posible integración en el futuro. Esta transición subrayó la importancia de repensar los modelos tradicionales de financiamiento y explorar sistemas autosostenibles que respondan a las dinámicas reales de las comunidades.
Para Platohedro, ser parte de Arts Collaboratory no solo significa participar en una red global, sino también incorporar en sus prácticas diarias una visión de descentralización, sostenibilidad y transparencia que sigue marcando su trabajo cultural. Los aprendizajes obtenidos refuerzan la idea de que el arte y la cultura son, ante todo, esfuerzos colectivos capaces de generar innovación social y construir comunidades resilientes en contextos locales y globales.
Nouns Amigos: Gobernanza y Tecnología para el Cambio Social
En los últimos dos años, Nouns Amigos se ha convertido en un puente esencial entre las ideas de descentralización cultural y las posibilidades tecnológicas de la Web3. Como una SubDAO de Nouns, esta comunidad global utiliza un modelo de gobernanza descentralizada para apoyar proyectos sociales y culturales a través de su tesorería. Este sistema, basado en la transparencia y la participación, resuena con las lecciones aprendidas en redes como Arts Collaboratory, Plataforma Puente y CoOperaciones, destacando el poder de la colaboración y la cocreación.
La experiencia de Platohedro dentro de Nouns Amigos ha sido un proceso de aprendizaje continuo y de aplicación práctica de herramientas Web3. La gobernanza de Nouns Amigos presenta dos escenarios principales: por un lado, cualquier persona dentro del Discord puede participar en las discusiones a favor o en contra de las propuestas que se hacen en la DAO principal de Nouns, sin necesidad de un token. Por otro lado, para votar en las propuestas de Nouns Amigos, que maneja su propia tesorería, es necesario contar con un token Amigo, el cual se obtiene tras la aprobación de una propuesta. Estas dinámicas hacen de Discord una plataforma clave para generar conversaciones y coordinar actividades. Cada martes, a las 7 p. m. (hora de Colombia), se realizan reuniones semanales donde se discuten las propuestas en votación, se comparten actualizaciones sobre proyectos en desarrollo, y los participantes tienen la oportunidad de dialogar y construir colectivamente.
Platohedro ha logrado integrarse plenamente al ecosistema de Nouns Amigos, obteniendo un token Amigo que le permite ser parte activa de la gobernanza de esta SubDAO. Este acceso ha facilitado no solo la participación en la toma de decisiones, sino también el aprendizaje sobre los mecanismos de gobernanza descentralizada. Plataformas como nouns.camp han sido fundamentales para entender el funcionamiento de la DAO principal de Nouns y la diversidad de propuestas que se desarrollan en todo el mundo.
Además de las herramientas de gobernanza, las redes sociales como Instagram, X (antes Twitter), y Warpcast juegan un rol importante en la difusión de contenido y la generación de conexiones directas entre personas interesadas en estos procesos. Sin embargo, uno de los elementos más esenciales para interactuar con estas herramientas y participar en la toma de decisiones es contar con una wallet, que actúa como un pasaporte para navegar el ecosistema Web3.
Uno de los aspectos más enriquecedores ha sido que gran parte de las discusiones en Nouns Amigos se dan en español. Esto representa una oportunidad invaluable para que más personas en Latinoamérica, que encuentran dificultades con el inglés, puedan comenzar a conocer y ser parte de este momento que presenta la Web3 y sus múltiples oportunidades.
Para Platohedro, esta experiencia no solo ha abierto puertas a nuevos aprendizajes sobre tecnología y gobernanza, sino que también ha demostrado cómo las herramientas tecnológicas pueden adaptarse para generar transformaciones significativas dentro de las comunidades. Aunque el camino en Nouns Amigos está en constante desarrollo, cada paso ha contribuido a consolidar una visión más clara de cómo la tecnología descentralizada puede ser un motor para el cambio social, uniendo valores tradicionales de colaboración con innovaciones propias de la Web3.
El enfoque educativo siempre ha sido el de compartir saberes desde una perspectiva horizontal. Cada taller, cada mesa de discusión, cada lectura compartida se convertía en un espacio para construir colectivamente, donde transformamos un espacio físico en un laboratorio de aprendizaje, hemos priorizado la sistematización de lo vivido. Documentar y dejar memoria no solo asegura que las experiencias sean útiles para otros, sino que también honra el trabajo realizado.
La comunicación ha sido el eje transversal en todos estos procesos. En la emisora comunitaria, mi paso por el comité de comunicaciones de la Plataforma Puente y ahora con Cypher Radio, he visto cómo permitir y abrir espacios para que las voces silenciadas puedan expresar, facilita construir narrativas y fortalecer la identidad colectiva. Con el tiempo, mi perspectiva sobre la comunicación ha evolucionado, desde los medios tradicionales hasta la creación de contenidos descentralizados en plataformas de web3. Hoy, con un celular y acceso a internet, cualquier persona puede hablarle al mundo, y esto tiene implicaciones profundas para las comunidades que históricamente han sido invisibilizadas.
Pero estas experiencias no han estado exentas de desafíos. La falta de recursos económicos ha sido una constante. Sin embargo, esto nos ha obligado a ser creativos: desde articularnos con cooperaciones internacionales y convocatorias públicas hasta explorar las posibilidades que ofrece la tecnología blockchain y web3. Este último campo, en particular, se perfila como una oportunidad sin precedentes para financiar procesos sociales y culturales de manera más accesible y transparente.
La gestión en estos proyectos ha demandado flexibilidad y adaptabilidad, enfrentamos el constante cambio de actores en lo público y la necesidad de diversificar estrategias. Aprendimos que no hay una única forma de hacer las cosas. Desde organizar jornadas comunitarias con actos tan sencillos como un sancocho, hasta diseñar cursos de tecnología blockchain para hacer onboarding en comunidades locales, cada acción ha sido una pequeña pieza del mosaico.
La descentralización, tanto en la tecnología como en los procesos sociales, ha sido otra área de aprendizaje clave. En cada espacio cultural y comunitario donde he trabajado, he visto cómo el arte puede ser un laboratorio para experimentar con formas alternativas de organización y convivencia. Estas experiencias me han llevado a reflexionar sobre el poder que tienen las comunidades para ser creadoras activas en lugar de consumidoras pasivas, siempre que cuenten con las herramientas y el acompañamiento adecuado.
Mirando hacia adelante, creo que el desafío más grande está en incidir en las mentes y corazones de las personas, en despertar conciencias que nos permitan construir un buen vivir que incluya a todos los seres, humanos y no humanos. Esto requiere un trabajo sostenido en educación, comunicación y gestión, pero sobre todo, demanda una visión compartida de futuro.
Mirando hacia atrás, veo un hilo conductor que conecta estas experiencias: la búsqueda de una descentralización que permita una participación más inclusiva y colaborativa en los procesos culturales y sociales. Desde los encuentros iniciales en LabSurLab hasta la exploración contemporánea con Nouns Amigos, cada etapa ha sido un recordatorio de que el cambio comienza con la voluntad de aprender juntos y de cuestionar constantemente cómo hacemos las cosas.
La descentralización ha sido el hilo conductor de nuestra trayectoria. Al ayudar a encontrar el poder a las comunidades, hemos sido testigos de su capacidad para generar soluciones innovadoras y adaptadas a sus contextos específicos. Sin embargo, la descentralización es un proceso continuo de aprendizaje y adaptación. Hemos aprendido que no existe una fórmula única para el éxito y que es fundamental estar dispuestos a experimentar y a cuestionar nuestras propias prácticas. La tecnología, en particular la Web3, nos ofrece nuevas herramientas para fortalecer los procesos de descentralización y democratizar la toma de decisiones. Al mismo tiempo, reconocemos que la tecnología no es una panacea y que es necesario acompañarla de procesos de educación y empoderamiento comunitario. Nuestro compromiso es seguir aprendiendo y evolucionando, siempre con la mirada puesta en un futuro donde las comunidades sean las verdaderas protagonistas del cambio.
Algunos Links
https://archive.org/details/labsurlab
https://arteymedios.org/labsurlab/
https://hipermedula.org/2011/04/labsurlab/
https://proyectoidis.org/labsurlab/
https://iberculturaviva.org/wp-content/uploads/2024/11/CVC-DESAF%C3%8DOS-Y-ESTRATEGIAS.pdf
https://archive.org/details/ManualRedLibreYTrabajoColaborativo
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