En las prácticas del Máster de Psicología General Sanitaria estamos atendiendo a una mujer que ha perdido a su hija de 27 años en circunstancias traumáticas. Reflexionando sobre el caso caímos en la cuenta de que no existe una palabra para un padre que pierde un hijo. Tenemos la palabra viudez o viudedad para referirnos a la pérdida de un cónyuge o la palabra orfandad para denominar a la pérdida de los padres. Pero para los padres que pierden un hijo no hay palabras.
Preguntamos a ChatGPT si existe alguna palabra y nos respondió esto:
Sánscrito: existe la palabra “vilomah”, que significa literalmente “en contra del orden natural”. No es de uso común en lenguas modernas, pero algunos grupos de apoyo al duelo han empezado a usarla en inglés y otros idiomas por la fuerza de su significado simbólico.
Hebreo moderno: se ha propuesto ocasionalmente el uso del término “שַׁכּוּל” (shakul) para referirse a un padre que ha perdido un hijo, aunque no es un término de uso diario y su uso puede variar.
Árabe: también tiene formas derivadas del verbo “thakula” (ثكل), como “thakil” (ثَكِل), que pueden usarse para describir a un padre/madre en duelo, pero son más formales o literarias.
Es decir, existen algunas palabras que se ajustan un poco, sin ser exactamente lo que buscamos. Y en las lenguas más habladas hoy en día, no hay nada. Vacío léxico. Igual existe alguna lengua muy pequeña que ChatGPT desconoce, al fin y al cabo hay 7100 lenguas en el mundo.
Así que, a falta de algo mejor, nos quedamos con la palabra "vilomah", que significa originalmente "en contra del orden natural" y que parece ser que ha empezado a ser utilizada en el ámbito del duelo. Si la buscas en Google hay foros y blogs donde se propone su uso para los padres que han perdido a un hijo.
Mi reflexión sobre este vacío léxico es doble:
"Lo que no se nombra, no existe". Por un lado, el hecho de que no tengamos un nombre para los padres que pierden un hijo da cuenta del gran tabú que hay hacia este tema. Estamos hablando de alrededor de 1250 muertes de menores de cinco años al año en España. No es una cantidad pequeña. De hecho es una cifra similar a los fallecidos por accidente de tráfico en un año en nuestro estado. Creo que tenemos la responsabilidad como sociedad de ponerle nombre.
"Nombrar es el primer paso para sanar". Este es un principio de la tradición psicoanalítica. Ponerle nombre a una experiencia le da forma, lo hace consciente, manejable y tratable. Sin nombre, permanece difuso, negado o reprimido.
En resumen, este escrito es mi humilde contribución a la propagación de "vilomah" como palabra que podamos usar en nuestro día a día, como primer paso para dar el reconocimiento y apoyo necesario a los que han tenido que ver marcharse a los que, por orden natural, se tendrían que haber ido después. Mi abrazo a todos los "vilomah" que puedan estar leyendo esto.
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