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En el mundo de las criptomonedas hay un concepto que se ha vuelto central para todo el ecosistema: las stablecoins, si Bitcoin es considerado el oro digital y Ethereum la infraestructura sobre la que se construyen aplicaciones descentralizadas, las stablecoins son el pegamento que mantiene unido al sistema, porque aportan lo que hasta ahora había sido un desafío para las cripto: estabilidad en el valor.
A diferencia de Bitcoin o Ethereum, que pueden subir o bajar de precio en cuestión de minutos, una stablecoin está diseñada para mantener paridad con un activo estable, generalmente el dólar estadounidense, lo que significa que un USDT o un USDC siempre deberían valer aproximadamente un dólar. Esta estabilidad les ha dado una utilidad enorme: se convirtieron en la puerta de entrada para nuevos usuarios, en el motor de las finanzas descentralizadas (DeFi) y en una herramienta que hoy incluso los gobiernos y bancos centrales empiezan a mirar con interés.
No todas las stablecoins son iguales, algunas, como USDT (Tether) o USDC (Circle), están respaldadas por reservas en dólares y bonos del Tesoro, otras, como DAI, utilizan mecanismos algorítmicos y colaterales en cripto para mantener su valor, incluso existen stablecoins respaldadas por oro o por otras materias primas.
El principio es siempre el mismo: dar confianza de que, sin importar lo que ocurra en el mercado, el token que tienes en tu billetera seguirá valiendo lo mismo que el activo al que está vinculado, y algunos puntos que tenemos que tener en cuenta y muchos se preguntan porque son importantes las stablecoins, son:
Ofrecen estabilidad de precio, clave para transacciones, remesas y contratos financieros sin volatilidad.
Son rápidas, económicas, seguras y globales, funcionando 24/7 sin intermediarios bancarios.
Son esenciales en DeFi y exchanges como herramientas de liquidez, colateral y ahorro “sin riesgo”.
Representan un puente entre el sistema financiero tradicional y el blockchain.
Las stablecoins ya no son un experimento, hoy en día mueven cientos de miles de millones de dólares diarios, para muchas personas en países con alta inflación, son una manera de proteger su dinero sin necesidad de abrir una cuenta bancaria en dólares, en LATAM, por ejemplo, es cada vez más común que familias ahorren en USDT o USDC para evitar la devaluación de sus monedas locales.
Otros puntos y casos de uso que hoy en día se han implementado son:
Remesas y pagos globales: Transferencias casi instantáneas con bajas tasas, especialmente útiles en economías con alta inflación.
Cobertura contra la inflación en LATAM: En países como Argentina, Turquía o Venezuela, las stablecoins son alternativas para preservar valor frente a monedas inestables.
Tether (USDT): El más grande por capitalización y volumen, con reservas significativas en activos líquidos, entre ellos $98.5 mil millones en bonos del Tesoro de EE.UU.
USD Coin (USDC): Emitido por Circle (junto a Coinbase), respaldado 1:1 por activos en cuentas reguladas y auditadas.
Paxos / Pax Dollar (USDP): Otro stablecoin regulado, con licencia desde principios de 2018.
Además, grandes gobiernos y bancos centrales también están entrando al juego con sus propias monedas digitales (CBDCs), como el yuan digital en China, el euro digital en Europa y el real digital en Brasil.
Este gran fenómeno no se quedó solo en el sector privado, hoy, los gobiernos y bancos centrales del mundo han puesto la mirada en este concepto y han empezado a desarrollar sus propias versiones: las CBDCs (Central Bank Digital Currencies).
China fue pionera con el yuan digital, que ya se encuentra en fase de pruebas a gran escala, Europa trabaja en el euro digital con proyectos piloto que buscan integrarse en los próximos años, y en LATAM, países como Brasil con el Real Digital y México con el peso digital han anunciado planes para lanzar monedas digitales respaldadas directamente por sus bancos centrales.
La lógica detrás de estas iniciativas es clara: si el dinero ya se mueve en entornos digitales, los gobiernos no quieren quedarse fuera de la ecuación, una CBDC combina lo mejor de las stablecoins (rapidez, trazabilidad, bajo costo de transacciones) con el respaldo oficial de un Estado.
Estados Unidos – GENIUS Act: Aprobada en julio de 2025, establece regulación clara, exige respaldo completo y protege a los holders en casos de bancarrota.
Unión Europea – MiCAR: Bajo esta norma, los stablecoins están regulados como activos financieros (asset-referenced tokens), vigente desde junio de 2024.
Hong Kong: Su “Stablecoins Bill” fue aprobado en mayo de 2025; se espera que las primeras licencias se otorguen en 2026.
Singapur: Desde 2023, regula stablecoins exigidas con reservas y ha aprobado emisores como Paxos y StraitsX.
Emiratos Árabes Unidos: El Banco Central estableció regulaciones en 2024, y se planea lanzar un stablecoin respaldado por el dirham en 2025.
Bahréin: Desde julio de 2025, permite emisión bajo autorización, excluyendo algoritmos stablecoins.
El auge de las stablecoins trae ventajas evidentes: acceso financiero global, inclusión para personas sin bancos, protección contra la inflación y una forma más rápida y barata de mover dinero internacionalmente.
Sin embargo, también plantea riesgos importantes, la dependencia de unas pocas empresas emisoras, como Tether o Circle, abre debates sobre la concentración de poder y la transparencia de sus reservas, en el caso de las CBDCs, surgen preguntas sobre la privacidad: ¿qué pasará si cada transacción puede ser rastreada por un gobierno en tiempo real?
Lo que comenzó como un simple experimento en el ecosistema cripto se ha convertido en una pieza central de la economía digital global, las stablecoins ya no son únicamente un “puente” entre el dinero fiat y el mundo cripto: se consolidaron como un instrumento financiero propio, con un impacto enorme en bancos, gobiernos, empresas y ciudadanos.
Su uso se extiende desde los pagos internacionales hasta la inclusión financiera y las políticas monetarias, demostrando que no son una moda pasajera, sino una infraestructura invisible que está transformando la forma en que entendemos y usamos el dinero.
Todo apunta a que el futuro será una convivencia entre stablecoins privadas con la innovación y flexibilidad de actores como Tether, Circle o MakerDAO y monedas digitales emitidas por los propios Estados, que aportarán legitimidad y respaldo institucional.
La pregunta ya no es si las stablecoins se quedarán, sino de qué manera terminarán moldeando el sistema financiero global que está emergiendo.
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