
Andrea tenía la sensación de que su tesis se estaba desmoronando. El tema —los efectos de la retroalimentación en el aprendizaje universitario— parecía prometedor, pero cada búsqueda académica la llevaba a resultados contradictorios o tan técnicos que no sabía por dónde empezar.Había probado Google Scholar, bases de datos de su universidad y hasta Zotero. Tenía docenas de artículos guardados, pero su marco teórico seguía sin sentido.
Un día, frustrada y con el navegador lleno de pestañas, escribió en su buscador:
“¿Herramientas para responder preguntas académicas con inteligencia artificial?”
Y ahí apareció Consensus.
Desarrollo del conflicto La plataforma le propuso algo radicalmente distinto: hacer una pregunta, no escribir una palabra clave.
Andrea escribió:
“¿La retroalimentación inmediata mejora el aprendizaje en educación superior?”
En segundos, la IA le ofreció un resumen claro:
17 estudios respaldaban la afirmación
4 eran neutros
2 la refutaban Con links directos a las fuentes revisadas por pares y, lo más sorprendente, una explicación sencilla del panorama general.
Andrea no podía creer que había pasado semanas leyendo en círculos y que una simple pregunta —hecha como una conversación— le estaba dando el punto de partida que tanto buscaba.
A partir de ahí, cada duda metodológica o conceptual la reformulaba como pregunta y la pasaba por Consensus. El sistema no solo le mostraba artículos relevantes, sino que le enseñó a pensar en términos de evidencia.
Andrea no abandonó las bases de datos ni los gestores de referencia. Pero entendió que buscar no es suficiente si no sabes preguntar.
Consensus se convirtió en su herramienta para plantear hipótesis, analizar el nivel de acuerdo en la comunidad científica y dar profundidad a su justificación.En su defensa de tesis, cuando le preguntaron cómo eligió su marco teórico, dijo:
“Aprendí a escuchar lo que la ciencia ya sabía, gracias a una IA que me enseñó a preguntar”.
La tesis fue aprobada con mención honorífica. Pero más allá de eso, Andrea comprendió que la inteligencia artificial no sustituye al pensamiento crítico, lo provoca.
Continua en:
Frexus
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