Conversando con mi hermana el primero de enero del ya lejano 2015, me dijo que tiene ganas de iniciar un negocio de regalos personalizados, pero que primero tiene que comprarse una serie de máquinas, realizar varias inversiones antes de lanzarse.
Antes de haber estado inmerso en el mundo emprendedor, siempre mi pensamiento había sido el mismo que el de ella, pero la idea de lanzar el producto y experimentar la respuesta de clientes y prospecto en el menor tiempo posible han hecho que cambie mi manera de pensar.
Lean Startup, la filosofía que engloba esta tendencia; según Wikipedia, se basa en aprendizaje validado, experimentación científica e iteración en los lanzamientos del producto para acortar los ciclos de desarrollo, medir el progreso y ganar valiosa retroalimentación de los clientes, ósea en lanzarse a la piscina lo antes posible, ver los resultados, aprender de ellos y evolucionar según esos resultados.
Lo de lanzarse a la piscina no es hacerlo de una manera desprolija ni acelerada, es ir desarrollándose paso a paso, con el foco puesto en el cliente y no en nuestra solución, la consiga es que, si uno se va a equivocar, que el error sea barato y rápido, de tal manera que las lecciones no sean tan duras.
En el mundo de la tecnología hay varios ejemplos de emprendimientos que han iniciado de una forma y han visto con el avance del tiempo y la interacción con sus clientes que tenían que cambiar el rumbo, uno de estos ejemplos es Flickr que comenzó como un juego en línea con la posibilidad de subir imágenes, siendo esto último lo que todos conocemos hoy en día.
Luis Olave