Si es la primera vez que entras en este blog puede que no sepas, pero yo practico el sueño polifásico y soy una persona que fue diagnosticada como Asperger hace unos años atrás, te cuento esto porque este artículo es a base de mis experiencias.

Nunca he sido muy amigo de dormirme temprano, en mis tiempos escolares, dedicaba un rato bien tarde a estudiar, en la Universidad mis horas de sueño decrecieron aún más y con ello la calidad del sueño.

Pero ese ritmo o ciclo de sueño no “mejoró” después de la Universidad, cuando comencé a emprender seguía con el mismo ritmo de sueño, no fue hasta que me diagnosticaron como / con Asperger que supe y pude tratar ese “problema”.

Según diferentes estudios científicos, los trastornos del sueño afectan entre un 50% y 80% de los niños con TEA, en adultos no he podido encontrar ninguna referencia, por lo que supongo que nosotros nos adecuamos más o ya estamos acostumbrados.

De a poco han salido estudios serios señalando que una buena medida para hacerle frente a los trastornos del sueño es el uso de Melatonina, uno de los primeros fue “Melatonin for Sleep in Children with Autism: A Controlled Trial Examining Dose, Tolerability, and Outcomes"

La melatonina es una hormona que el propio cuerpo genera para regular lo que es ciclo sueño vigilia, pero en algunas personas ésta está en menor o nula cantidad por lo que su uso puede servir para regular el ciclo.

Ésta hormona, conocida como la “hormona del sueño”, se ha vuelto muy popular debido a su bajo costo y a sus escasos efectos adversos, de igual forma hay que tener ciertos cuidados.

Yo la utilice por algún tiempo y me sirvió bastante para “lograr” dormir más temprano, pero siempre “sentía” que perdía el tiempo al dormir por más horas, ya estaba adecuado a dormir menos horas y hacer “más cosas” durante un día.

Lamentablemente esa “costumbre” que tenía de dormir poco, lo único que hacía era ir llenando “el saco” hasta el punto de explotar en algún tipo de crisis, hoy en día sé que el dormir bien sirve para “aliviar” todo el sistema nervioso de los diferentes estímulos del día a día.

Esa era la razón de porqué en algunas ocasiones dormía mucho más de lo “normal” para mí, de alguna forma mi propio cuerpo me llamaba al orden para hacer una limpieza de todo lo almacenado, como cuando limpiamos la memoria de nuestros smartphones

Un día mientras navegaba por la web me encontré con lo que se conoce como sueño polifásico, empecé a investigar más sobre él y decidí probarlo, en “Cómo Exprimir las horas del día con sueño polifásico” te cuento mis primeros pasos.

Pero nunca había podido explicar por qué me ha servido tanto esta forma de dormir, hasta que buscando información sobre el sueño y personas en espectro autista me encontré con algo llamado teoría de las cucharas (ingles).

Si bien en un comienzo su creadora la utilizo para explicar lo que es vivir día a día con Lupus, en esencia es una forma muy didáctica de explicar lo que es un día a día de alguien con “limitados recursos energéticos”

Según la Wikipedia, “es un modelo conceptual, utilizado con el propósito de ilustrar las dificultades diarias de personas neuro diversas, discapacitadas y/o con patologías crónicas que no necesariamente son visibles”

Según esta teoría las personas neuro diversas, discapacitadas y/o con patologías crónicas tienen que planificar las actividades del día a día para conservar sus cucharas, y no llegar al fin del día con el suministro totalmente sobrepasado, a diferencia de las personas neurotípicas que tienen un suministro ilimitado de ellas.

Y aquí es donde entra el sueño polifásico, gracias a él, voy rompiendo el día en trozos intercalando siestas, 3 de ellas de entre 30 a 20 minutos, lo que me permiten recobrar algunas cucharas de energía.

Además, si me he llegado a sobrepasar en el gasto del día, mi siesta base (Core Nap) pasa de las 3,5 horas a las tradicionales 8 horas, a veces 10, lo que me permite estar bien cuando todos los demás comienzan su día y no sentirme el bicho raro.