Puede que te suene en algo eso del Síndrome de Burnout o en español del Quemado y no de esas quemaduras que uno puede encontrarse en cualquier Servicio de Urgencia, sino de quemarse o fundirse por tanto trabajo.
El síndrome de quemado es la respuesta de tu cuerpo al exceso de trabajo, especialmente cuando ese trabajo es algo que te apasiona, de a poco se va comiendo todo tu tiempo y energía, el conejo de Duracell ya no corre como antes.
Puede que por el nombre no lo tomes muy en serio, pero en el año 2000 la Organización Mundial de la Salud lo declaró como un factor de Riesgo Laboral.
Este Síndrome lo puede desarrollar cualquier persona, especialmente si se dan las siguientes situaciones en el ámbito laboral o incluso personal.
Ten cuidado si eres una persona perfeccionista que tratas de hacer todo lo que tienes por delante.
El obsesionarte con metas muy altas te pueden hacer llegar a un estado donde no vas a querer hacer nada, estarás quemado.
Las personas que trabajan directamente con los clientes pueden llegar a desarrollar este síndrome al tratar de hacer suyos los problemas y requerimientos de los demás.
El descuido de aspectos tan básico como una alimentación saludable o no hacer ejercicios pueden hacer que te quemes.
En el caso de quienes trabajamos en casa, si trabajar sin horario fijo, sin descansos, sin tiempo de ocio y familia lo más seguro es que tarde o temprano terminas quemado.
Algunos de los Síntomas de este Síndrome son los siguientes, ten presente que en sí este síndrome va creciendo como una bola de nieve con el tiempo.
Agotamiento físico y mental de forma crónica, estas todo el día con la sensación de estar exhausto, incluso sin hacer nada.
Sensación de Fracaso e Impotencia, no tienes ni las ganas ni la claridad mental de enfrentarte a las tareas que tienes por delante.
Agresividad frente a otros o frente a situaciones más o menos normales del día a día
Dificultad para concentrarse debido al agotamiento y constante estrés.
Bajo Rendimiento, al final no logras hacer nada o lo haces a medias.
Bajas Expectativas, debido al agotamiento, la poca concentración y por ende el bajo rendimiento tus expectativas laborales bajan viendo todo de forma muy negativa.
Dificultad para dormir, con la sensación de tanto por hacer y sin poder lograrlo.
Como dice el dicho “prevenir es mejor que curar”, y mucho más económico, por lo que te recomiendo que empieces por alguno de estos puntos.
Busca y practica un método de productividad personal, en este minuto yo estoy utilizando Zen To Done.
Ten siempre presente que es mejor probar una idea lo antes posible, qué esperar a tenerla perfecta y darte cuenta que no es la correcta.
Cambia tus hábitos, busca alimentarte de forma saludable eliminando los alimentos ultraprocesados y la comida chatarra.
Haz deporte, sal a caminar, este tipo de actividades pueden mantener a raya el estrés del día a día.
Dale tiempo a tu familia y a tus amigos, tu trabajo no tiene por qué ser lo principal en tu vida. Diviértete.
Por último, duerme bien, que no es lo mismo que duermas X cantidad de horas.
Al trabajar desde tu casa, y especialmente cuando trabajas en tus propios proyectos siempre ten presentes las recomendaciones anteriores, muchas veces nos creemos infalibles y las consecuencias de eso no son muy agradables.