¿Alguna vez te imaginaste que un solo gato o perro puede ser capaz de extinguir hasta 60 especies silvestres durante toda su vida? Tal como lo observas, si un solo gato o perro puedan realizar tal hazaña ¿qué supondrías que ocurría si fuese una jauría de perros ferales que cazan cada día una variedad de animales de la naturaleza como aves, zorros, lagartos, marsupiales, murciélagos, serpientes y otros muchos animales? Pero un momento, ¿qué se supone que es un gato o perro feral? O aún más extraño ¿Animales ferales? ¿Cómo se come eso?, vale… vamos paso a paso.
Primero, aclaremos qué son los gatos y perros ferales. Estos animales eran originalmente mascotas domésticas del hogar o de granja, pero han regresado a un estado salvaje en un ecosistema natural. Esto incluye también a los descendientes de esos animales extraviados o abandonados, que a menudo pueden volverse agresivos tanto con humanos como con otras animales. Aunque la idea de que esta fauna hayan recuperado su naturaleza salvaje pueda parecerte positiva, es importante reconocer que esto tiene consecuencias más graves para el ecosistema de lo que muchas personas suelen pensar.
En cuanto a qué animales se consideran ferales, los más comunes son los perros y gatos, seguidos por cerdos, caballos, conejos domésticos, ratas, ratones, palomas y gallinas. Aunque la mayoría de estos animales fueron alguna vez domésticos, no todos los descendientes de ellos se comportan de la misma manera. Muchos han perdido los rasgos de domesticación y se han readaptado a la vida salvaje, convirtiéndose en una amenaza para la fauna nativa. Tristemente, gran parte de estos perros y gatos terminan en situación de calle, que a futuro se convierten en fauna feral que buscará alimentarse y competir por los recursos de la naturaleza con la fauna silvestre propia y adaptada a ese ecosistema, esto se sabe ya que el INEGI reportó que existen 43.8 millones de perros en México, y aproximadamente el 70% (30.7 millones) están en situación de calle o son abandonados; y se estima una población de 16.2 millones de gatos, donde el 36% (5.83 millones) son ferales o semidomésticos, situación que no difiere del resto de países de Latinoamérica.
Otra característica que destaca estos animales ferales es que la mayoría tienen una capacidad de reproducción inimaginable, te daré un dato y calculemos: una perra callejera sin esterilizar, presenta dos celos al año y en cada uno tiene seis cachorros aproximadamente (teniendo de ejemplo 3 hembras y 3 machos), en 5 años entre ella y su descendencia pueden producir ¡hasta 46,656 perros!, los gatos no se quedan atrás, una pareja de gatos puede producir hasta 420,000 individuos en solo 7 años (Figura 1).
Una vez reconociendo su amplia capacidad de reproducción, si una persona no tiene como mantener o solventar a una perra o gata con sus crías, la gente suele dejarlas luego en situación de calle, y este es el primer paso para el gran problema que se vendría a nivel de los ecosistemas. ¿Qué hacen estos animales?, ellos buscarán la forma de sobrevivir a las adversidades, para eso trataran de obtener su alimento y se desplazaran a grandes distancias, podrían obtener alimento en la basura, sin embargo, por esa capacidad de desplazamiento de los gatos y perros, su buen olfato y visión, son capaces de hallar algo aún más nutritivo para ellos, mediante la caza hacia otros animales, a partir de aquí el problema escala a otro nivel, dado que hay animales que son silvestres y que también se alimentan de otros animales, por lo que la fauna feral y la fauna silvestre entrarían en una competencia por obtener esa alimentación, pero no solo compiten el alimento, sino que también se disputaría el refugio y el territorio.
Eso no sería todo, ya que los perros son animales que por naturaleza tienden a andar en manadas, por lo tanto, tienen una ventaja en este conflicto con la fauna silvestre, lo que provoca que las especies silvestres nativas se muevan de un ecosistema que en un principio era de ellos o en el peor de los casos cazan y eliminan algunas de esas especies silvestres de su ecosistema, lo que genera un gran desbalance en el ecosistema al perderse componentes esenciales de su mantenimiento natural. Imagínate que antes pasabas por una zona concurrida de mucha vegetación, aves, reptiles e insectos y te daba paz porque sentías la armonía del entorno natural, pero luego de unos meses vuelves a esa misma zona y ves solo perros en situación de calle, no vuelves a ver aves, ni reptiles, mucho menos insectos, la vegetación aumenta de tamaño y se genera una maleza que imposibilita el paso, el sitio también presenta heces de perros y las plantas tienen mordeduras de estos, tu no querrías volver a ese sitio más.
Como dato curioso: Se estima que en México en el aire brotan aproximadamente 50 toneladas de heces, la mayoría de estas se pulverizan debido a la exposición del sol y el viento durante el día, provocando que estas se dispersen en el aire y siendo vehículo de hasta 19 géneros de parásitos de interés en salud pública.
Para nada, apenas estamos explorando un poco del daño causado, no vamos ni en la mitad del daño que pueden hacer. Déjame enseñarte otro caso específico donde perros y gatos ferales pueden estar involucrados de manera negativa, y es con respecto al hecho de que estos animales trasmiten enfermedades tanto a otros animales ferales, domésticos y nativos, como a los humanos, siendo esto un conflicto de salud pública. Por ejemplo, en el 2021 el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica en México reportó más de 90 mil ataques de perros a personas; los ataques implican elevados gastos médicos, incluyendo tratamientos preventivos por el riesgo de infección. Por otro lado, existe una amplia lista de parásitos infecciosos que estos animales pueden trasmitir a las especies nativas y humanos, pudiendo algunas ser de gran letalidad, incluso te hará pensar dos veces antes de acercarte a tocar a un perro o gato feral (Figura 2a y figura 2b).
En cuanto a daños hacia cultivos y propiedades, estos animales no se quedan atrás, puesto que, a nivel de ganado en México; junto con el lobo mexicano, el oso negro, el puma, el jaguar, el ocelote, el lince y el coyote, el perro feral es uno de los mayores depredadores considerados por el Fondo de Aseguramiento Ganadero, además en el 2009 en Estados Unidos, se estimó una pérdida de $620 millones de dólares anuales por ataques de perros ferales en diferentes ámbitos como en la salud, seguridad, agricultura, recursos naturales y propiedad privada.
Los biólogos juntos con los veterinarios, zootecnistas, entre otros profesionales afines, tenemos algunas ideas que podemos aplicar para mitigar un poco el impacto, algunas no te van a gustar por lo cruel que te parezcan, aunque estos son en casos extremos donde no se puede hacer nada. Todas tienen un porqué y tenemos pruebas para demostrar que estas ideas pueden funcionar.
En particular como dueños de gatos y perros debemos ser responsables con nuestras mascotas y brindarles una esterilización y/o castración, para disminuir la tasa de reproducción de animales ferales, en caso de hallar perros y gatos que aun tengan oportunidad de volverse domésticos, pueden ser recogidos y reubicados en refugios o santuarios para perros y gatos respectivamente, pero en casos extremos donde se encuentren ambas especies de animales más allá de ser ferales, o sea que ya no presenten posibilidades de ser domesticados por lo agresivos y dañinos que son, tristemente es necesario emplear métodos de control poblacional más drásticos, como el sacrificio.
Esto se puede evitar si una gran mayoría de personas supiéramos que estos animales pueden sufrir y padecer sin un hogar al cual pertenecer y que indirectamente también sufrirán los animales silvestres, es por eso que es esencial realizar campañas de educación y concientización, informarles a la población sobre los posibles impactos de los perros y gatos, que se ayude a los dueños a entender la importancia de la conservación de la biodiversidad y de este modo entrenar y cuidar mejor de sus perros y gatos (Figura 3).
La falta de conocimiento y/o responsabilidad sobre nuestras obligaciones como dueños nos hace ignorar la magnitud del compromiso que tenemos al adquirir una mascota, no dejen salir libremente a sus mascotas, no olviden recogerles sus heces cuando los sacan a hacer sus necesidades y no los abandonen por no tener recursos para mantenerlos, no son simples cosas que se puedan tirar a la basura, son una bomba felina y canina de la cual somos responsables de activar, ¡recuerda!: de nosotros depende que nuestros perros y gatos se queden como mascotas, que tengan una vida digna y segura.
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-Orduña-Villaseñor, M, Valenzuela-Galván, D, & Schondube, J. E. (2023). Tus mejores amigos pueden ser tus peores enemigos: impacto de los gatos y perros domésticos en países megadiversos. Revista mexicana de biodiversidad, 94, e944850. Epub 31 de julio de 2023. https://doi.org/10.22201/ib.20078706e.2023.94.4850
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